Por Aixa M. Resto Camacho CPL
Consejera Profesional Licenciada
Hoy más que nunca la gente está acompañada, pero se siente sola.
Pasan por la vida tratando de llenar un vacío con “cosas” que producen
satisfacción momentánea. Andan vagando entre la computadora y la
Internet chateando sobre temas poco profundos e irreales. Escuchan la
radio y la televisión, el MP3 y el IPOD, buscando llenar de sentido una
vida plagada de aburrimiento.
El ser humano tiene la necesidad intrínseca de dar sentido a su vida.
Desgraciadamente muchas personas buscan maneras poco sabias para
lograrlo y llenan sus vacíos existenciales con sexo promiscuo, comiendo
en exceso, dándose la gran vida (viviendo del cuento, del gobierno o
ganando dinero fácil con la venta de drogas), trabajando en exceso o
inmersos en el ruido y la vida desenfrenada; huyendo de ellos mismos y
de su realidad.
Algunos estudiosos definen este proceso como una conducta suicida
camuflada porque pierde de perspectiva el respeto a la vida, y peor aún,
carece de propósito; pero, ¿cómo podemos darle sentido a nuestra vida?
Dándonos valor y aprendiendo a amar, perdonándonos a nosotros mismos y a
los demás. Dios nos creó a su imagen y semejanza, por lo que estamos
aquí con una misión. También nos dio libre albedrío para escoger ser
felices o infelices.
El Dr. Víctor Frankl, psiquiatra creador de la logoterapia (estudio
para dar sentido a la vida) vivió en un campo de concentración muchos
años y aún bajo esas condiciones infrahumanas logró sobrevivir porque
siempre mantuvo en su mente sentido y propósito en la vida. Éste indicó
en sus libros que en los campos de concentración veía cómo aquellos que
tenían un porqué para vivir, pese a la adversidad, resistían.
De acuerdo a este estudioso del comportamiento humano y la salud
mental, a las personas les gusta sentir la tensión y la euforia que
envuelve el esfuerzo de una meta valiosa. ¡Eso los hace sentir vivos!
Por tal razón necesitan proveerse a sí mismos sentido llevando a cabo
sus propios proyectos.
Otro punto importante es el desarrollo de valores y de buena actitud
ante la vida como el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, la
compasión, la valentía y el sentido del humor, el perdón y desarrollar
amor hacia el ser humano y la naturaleza, entre otras cosas.
Frankl advertía que muchas de las angustias y enfermedades mentales
que el ser humano atraviesa se deben a la ansiedad anticipatorio. Esto
ocurre cuando nos anticipamos a los hechos y damos matices negativos a
lo que podría ocurrir. La hiperintensión también podría hacernos mucho
mal porque sugiere esfuerzo en demasía y perfección, lo cual podría
provocar resultados contrarios a los que nos proponemos. El pensar y
analizar demasiado las cosas o la hiperreflexión es otro punto adverso
que podría privarnos de tener una vida plena y saludable.
Para ello se recomienda dejar de estar tan ensimismados y comenzar a
fijarnos en los demás. Cuando vemos que otras personas también tienen
problemas y han logrado sobreponerse a ellos, nos damos cuenta de que no
estamos solos en el mundo.
Debemos salir de la victimización, de pensar “esto sólo me pasa a mí”
y comenzar a ver que todo en la vida tiene un propósito y que aquello
que en un momento pareció devastador, fue realmente una lección de vida
con la cual maduramos, crecimos y nos volvimos personas más fuertes y
centradas.
Si dejamos de ser mártires y de echarle a los demás las culpas,
comenzaremos a ver una vida con propósito y nos convertiremos en seres
de cambio.
http://aixaresto.wordpress.com/2007/10/22/llena-tu-vacio-existencial-y-da-sentido-a-tu-vida/
07/01/2013, 08:20
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